La Mujer es FUERZA, FE Y BIENESTAR
La profesional en Salud Emocional, Ana Ingrid Bernat Cofiño, comparte un mensaje especial en este Día Internacional de la Mujer:
“Ser mujer es un don maravilloso, un llamado a construir, a amar y a transformar el mundo con la gracia que Dios nos ha concedido. Cada 8 de marzo nos detenemos a reflexionar sobre nuestro papel en la sociedad, sobre nuestras luchas y sobre todo, sobre nuestra fortaleza. Pero muchas veces olvidamos que, para seguir adelante, para cuidar de los demás y cumplir nuestra misión, debemos también cuidar de nosotras mismas. No solo del cuerpo, sino del alma y del espíritu.

La vida nos enfrenta a desafíos constantes. A veces, las responsabilidades diarias, las preocupaciones y las cargas emocionales parecen ser demasiado pesadas. Nos encontramos agotadas, desbordadas, incluso invisibles en medio de todo lo que debemos hacer. Sin embargo, dentro de cada mujer habita una fuerza inmensa, un fuego sagrado que la sostiene en los momentos más difíciles. Esa fuerza viene de Dios, de la fe que nos levanta cuando todo parece oscurecerse, de la certeza de que no caminamos solas.
Pero, así como alimentamos nuestro espíritu con oración y esperanza, también debemos atender nuestro corazón y nuestra mente. La salud emocional es parte de ese equilibrio que nos permite seguir adelante con alegría y plenitud. No es señal de debilidad sentirnos cansadas, tristes o abrumadas; al contrario, reconocerlo es un acto de valentía. Como mujeres, debemos apoyarnos unas a otras, hablar sin miedo, escuchar con amor y recordar que pedir ayuda también es un acto de fortaleza.
Dios nos ha dado un corazón grande, capaz de amar sin límites, pero también nos invita a amarnos a nosotras mismas. Porque cuando una mujer está bien, su luz ilumina a su familia, a su comunidad y a su país. La Virgen María nos enseña que la ternura y la resiliencia van de la mano, que en la entrega hay grandeza, pero también en el descanso y en la paz interior. Aprendamos a cuidar nuestra alma, a encontrar momentos de serenidad en medio del ruido, a abrazarnos con la misma compasión con la que abrazamos a los demás.
Este Día de la Mujer, más que conmemorar, hagamos una pausa para mirar dentro de nosotras. Preguntémonos si estamos realmente bien, si estamos escuchando nuestra voz interior, si estamos permitiéndonos descansar en los brazos de Dios cuando sentimos que no podemos más. Y si la respuesta es que necesitamos más paz, más amor, más equilibrio, tengamos la valentía de buscarlo. Porque una mujer en armonía consigo misma es una mujer que puede transformar el mundo.
Hoy y siempre, recordemos que somos luz, que somos valiosas y que nuestro bienestar es también un regalo para quienes nos rodean. Que Dios y la Virgen nos guíen siempre en este hermoso camino de ser mujeres.”
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