Hernia en la columna, sus causas y recomendaciones

Hernia discal: ocurre cuando todo o parte de un disco de la columna es forzado a pasar a través de una parte debilitada del disco. Esto puede ejercer presión sobre los nervios cercanos o la médula espinal.

Los huesos (vértebras) de la columna protegen los nervios que salen del cerebro y bajan por la espalda para formar la médula espinal. Las raíces nerviosas son nervios largos que se desprenden de la médula espinal y salen de la columna por entre cada vértebra.

Las vértebras de la columna están separadas por discos. Estos discos amortiguan la columna vertebral y dejan espacio entre las vértebras. Los discos permiten el movimiento entre las vértebras, lo cual permite a uno agacharse y estirarse.

Con una hernia discal:

El disco se puede salir de su lugar (herniarse) o romperse a causa de una lesión o distensión. Cuando esto sucede, puede haber presión sobre uno o más nervios raquídeos. Esto puede llevar a que se presente dolor, entumecimiento o debilidad.

La parte baja (región lumbar) de la columna es el área más comúnmente afectada por un disco herniado. Los discos del cuello (cervicales) están en la segunda área más comúnmente afectada. Los discos de la espalda alta y media (torácicos) muy pocas veces están comprometidos.

Un disco herniado es una causa de radiculopatía. Esta es una enfermedad que afecta las raíces nerviosas de la columna.

Cuidar nuestra forma física, además de las posturas que adoptamos en el día a día, puede ayudarnos a prevenir la hernia de disco y también a reducir el dolor, cuando este ya se ha presentado:

  1. Cuida tu postura. Si tienes que estar de pie, distribuye tu peso de manera uniforme y, si es posible, apoya uno de tus pies sobre un escalón u objeto elevado. Cuando te sientes, hazlo con la espalda recta, bien apoyada sobre el respaldo y mantén los pies en el suelo, sobre un reposapiés, si es posible.
  2. No duermas boca abajo. Duerme en un colchón duro con una tabla debajo y hazlo de lado, con una almohada entre las piernas para reducir la presión en la espalda, o boca arriba, con una toalla enrollada bajo la nuca y almohadas bajo las rodillas. Sobre todo, nunca duermas boca abajo.
  3. Piensa en tu espalda cuando camines. Trata de no encorvarte y anda con la espalda erguida y la cabeza elevada, echando los hombros hacia atrás.
  4. Siéntate bien al volante. Acerca el asiento lo necesario para que tus pies alcancen los pedales sin esfuerzo y maneja el volante con las dos manos. Si se trata de un trayecto largo o trabajas al volante, realiza descansos cada dos horas para realizar ejercicios de estiramiento.
  5. Deja los tacones en el armario. Resérvalos para las ocasiones especiales, pues pueden aumentar la tensión en la espalda. El calzado demasiado plano también puede ser perjudicial.
  6. Realiza las labores domésticas con atención. Acuérdate también de mantener una postura adecuada mientras llevas a cabo actividades cotidianas.
  7. Dobla las rodillas cuando levantes peso. Si debes coger del suelo un objeto pesado, no inclines la espalda. En su lugar, flexiona las rodillas, mantén la espalda recta y levanta el objeto despacio, manteniéndolo lo más pegado al cuerpo posible y evitando los movimientos bruscos.
  8. Mantén a raya el sobrepeso. Mantener un peso adecuado es imprescindible para mantener sana nuestra columna vertebral. Para lograrlo, come de manera variada y equilibrada, sin abusar de grasas y azúcares, ingiere frutas y verduras en abundancia y lleva un estilo de vida activo, alejado del sedentarismo.
  9. Realiza ejercicio físico a diario. Caminar, la bicicleta estática o nadar ayuda, además de a aumentar el gasto calórico y, por tanto, controlar el peso, a reforzar la musculatura lumbar. También podemos dedicar unos minutos por la mañana a practicar estiramientos y ejercicios específicos que fortalezcan el abdomen y los músculos de la espalda, lo que disminuirá la presión sobre los discos lumbares.
  10. Deja de fumar. El tabaco es uno de los factores de riesgo de la hernia discal, pues disminuye el riego sanguíneo que llega a la columna vertebral y el suministro de oxígeno.

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