Importancia de la Estrategia Nacional de Descarbonización y sus implicaciones en la economía, la energía y la sociedad guatemalteca
El cambio climático y los esfuerzos de Guatemala, por la descarbonización; son sumamente importantes y también dignos de análisis para la toma de decisiones nacionales. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID), desde el 2023, ha promovido el desarrollo de una Estrategia Nacional de Descarbonización en Guatemala, la cual buscaría que las emisiones netas del país lleguen a cero para el año 2050, “tomando como base la tendencia de las emisiones, partiendo del año 2018.”
Históricamente, las emisiones han estado relacionadas al desarrollo económico, tecnológico y social. No es coincidencia que los países miembros del G20, representan actualmente, más del 80% de las emisiones a nivel mundial, mientras que Centroamérica representa solo un estimado de 0.35%. En virtud de lo anterior, el análisis macro de la estrategia arroja cuatro preguntas básicas, que fueron analizadas por la Cámara de Comercio Internacional (ICC), éstas son:
1. Si las emisiones son proporcionales al desarrollo económico y social ¿Cómo se proyectó el crecimiento de las emisiones al año 2050 en Guatemala?
R/ El BID proyecta el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de Guatemala, a una tasa anual de 3.3%. Si bien esta tasa es una tendencia y está basada en el comportamiento del país de los últimos años, es errado utilizarla para el futuro ya que es totalmente incongruente con las necesidades reales para lograr las condiciones laborales y económicas necesarias para el desarrollo social del país.
“Establecer una tasa idónea de crecimiento económico para un país en desarrollo es una tarea compleja, sin embargo, para argumentar inicialmente que 3.3% es una tasa incongruente con las necesidades, se pueden analizar dos situaciones evidentes. El primero, desde los acuerdos de paz de la década de los 90s, el país estableció como compromiso para el desarrollo social adoptar políticas económicas tendientes a alcanzar un crecimiento sostenido del producto interno bruto (PIB), a una tasa no menor del 6% anual, tasa que no ha sido lograda, mucho menos sostenida, en los casi 30 años de compromiso. Segundo, un caso de dimensión internacional: En el año de 1960, Guatemala, Taiwán y Corea del Sur tenían un PIB per cápita similar, entre $150 y $200, pero 63 años después, Taiwán y Corea del Sur tienen valores de PIB per cápita que superan los $32,000, mientras que en Guatemala ronda los $5,000, aproximadamente un 15% del valor de los países desarrollados con los que alguna vez se compartieron indicadores similares.” Importante mencionar según el análisis que las tasas promedio de crecimiento para países en vías de desarrollo deberían ser “de mínimo el 7:0% en un período de varias décadas, por lo que proyectar crecimiento de 26 años a una tasa tendencia del 3.3% “es claramente irresponsable y es un error”. Para leer más, visite: https://lnkd.in/eCG8VYQi
2. ¿Por qué se está presionando a que la fecha de cumplimiento de la meta sea para el año 2050 y por qué se busca imponer llegar a emisiones netas cero (net zero)? R/ La ICC plantea luego de un preámbulo que “Si no existe un compromiso de lograr emisiones net zero al 2050, ¿qué sí establece el ¿Acuerdo de París para Guatemala? Lo que sí establece el Acuerdo como compromiso, es que el país desarrolle una Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC) donde se especifique la contribución que el país sí puede aportar en el objetivo internacional de mitigación y una estrategia a largo plazo (no al 2050) para un desarrollo con bajas emisiones (no cero), tomando en consideración sus responsabilidades comunes pero diferenciadas y sus capacidades respectivas, a la luz de las diferentes circunstancias nacionales. En este sentido Guatemala se comprometió al año 2030 a reducir el 11.2% de la proyección de sus emisiones siguiendo la tendencia del año 1990 hasta el año 2018, meta que hoy, aún se ve lejana. Para leer más, visite: https://lnkd.in/eCG8VYQi
Por último, vale la pena mencionar que, en Guatemala, parte de los argumentos para justificar la presión para desarrollar la Estrategia Nacional de Descarbonización del BID fue citar el Pacto de Glasgow de la COP26 en Escocia, mencionando que es obligatorio para Guatemala. Sin embargo, esto no es correcto, el Pacto de Glasgow no implica obligatoriedad legalmente vinculante, el Pacto incluso utiliza lenguaje para llamar a los países a tomar acción, pero no en carácter obligatorio.”
3. ¿Las metas y compromisos para los sectores de agricultura, uso de la tierra, procesos industriales, energía, transporte y desechos son realistas, justos y responden a las necesidades, particularidades y circunstancias especiales de Guatemala?
R/ El análisis de la ICC señala la reducción que según el BID habrá en la disponibilidad de tierra de cultivo para el 2050 que alcanzaría el 31% del territorio nacional “aproximadamente 3.4 millones de hectáreas cultivadas”. La ICC afirma: “Es complejo visualizar la forma en que estas reducciones de las áreas de cultivos y pastos se llevarán a cabo, especialmente cuando la misma estrategia está planteando reducir el consumo de fertilizantes nitrogenados mediante una “mejora de la eficiencia en la aplicación”, en 20% para el año 2030 y 40% para el año 2050 y establece también como objetivo, reducir la quema en campo de residuos de maíz y caña de azúcar en un 30% al 2030 y en un 50% al 2050.” El estudio también menciona los otros rubros económicos, importantes de profundizar, por lo que le invitamos a consultar el documento completo en el siguiente link: https://lnkd.in/eCG8VYQi
4. ¿Se respetan los principios establecidos en la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC) y el Acuerdo de París ratificados por Guatemala?
R/ El texto de la CMNUCC de 1992, señala: “Recuerda que los Estados, de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas y los principios del derecho internacional, tienen el derecho soberano de explotar sus propios recursos conforme a sus propias políticas ambientales y de desarrollo. Reafirma el principio de la soberanía de los Estados en la cooperación internacional para hacer frente al cambio climático, Afirma que las respuestas al cambio climático deberían coordinarse de manera integrada con el desarrollo social y económico con miras a evitar efectos adversos sobre este último, teniendo plenamente en cuenta las necesidades prioritarias legítimas de los países en desarrollo para el logro de un crecimiento económico sostenido y la erradicación de la pobreza. Establece que deberían tenerse plenamente en cuenta las necesidades específicas y las circunstancias especiales de las Partes que son países en desarrollo, especialmente aquellas que son particularmente vulnerables a los efectos adversos del cambio climático, especialmente los países en desarrollo. Para leer más, visite: https://lnkd.in/eCG8VYQi
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