Libertad o esclavitud para la mujer del Siglo 21

Las mujeres en el siglo XXI

Cuando escucho a abuelitas decirme que las cosas antes se hacían diferente y me cuentan sobre cómo la mujer debía de obedecer a sus padres, a su esposo, ser virtuosas y abnegadas para realizarse como persona; se podría hacer una comparación con el tiempo moderno concluyendo que las cosas han cambiado diametralmente para bien.

Antes la mujer tenía pocas opciones, ahora es libre de hacer casi lo que quiera. Ya no es indispensable ser virtuosa y abnegada para ser valiosa, ahora basta con sentirse feliz. Feliz si desea estudiar, viajar, ser una profesional, ganar bien en un trabajo, casarse a una edad madura o no casarse para nada, conocer varios hombres en la vida antes de encontrar al definitivo… a simple vista podría verse como la edad de oro para la mujer.

Pero viendo a detalle visualizo otra realidad muy común en la actualidad. Madres solteras, esposas solteras, y defino este término pues cuántos esposos están físicamente al lado de sus mujeres pero dejándolas solas. Solas porque ahora la misma mujer tiene que suplir todas sus necesidades y la de sus hijos en aras de la independencia que tanto buscaron sus antecedoras años atrás.

He visto personalmente muchos casos de mujeres que tiene que cumplir con los roles antiguos y con los actuales al mismo tiempo. No creo que eso sea libertad. Ahora, además de querer ser profesionales e independientes, persiste el deseo natural de formar y construir una familia. Así que se empieza una carrera contra el tiempo, pues no hay que desperdiciarlo ni tomar decisiones equivocadas, para lograr alcanzar la lista de sueños que ahora las mujeres tienen que cumplir.

¿Pero es posible y realista llenar tantas expectativas? Comentarios se escuchan así: Si estudia una carrera y decide casarse para formar una familia, que se arruinó su vida profesional. Si no quiere tener una profesión sino un hogar sólido y estable; que no tiene aspiraciones en la vida y es mediocre. Total, la mujer se ve más apremiada ahora que en varias décadas atrás.

Además de lo anterior, hay que agregar la gran presión existente por cumplir con los cánones de belleza actuales que la obliga a invertir más de su tiempo y recursos para tener que sentirse bien consigo misma.

Creo que estamos enfrentando una era donde a la mujer se le han puesto más trampas que en el pasado, pues aunque reconozco que hay oportunidades que se han podido aprovechar muy bien, por otro lado se está dejando a muchas mujeres en rincones de soledad donde son abandonadas a su deriva para que sobrevivan como puedan en áreas como la económica, emocional y social.

Yo personalmente no he visto a muchos hombres salir corriendo a su casa preocupados porque la ropa no está limpia, o los niños están enfermos y hay que cuidarlos; muchos menos cocinar por las noches para dejar listo el almuerzo del día siguiente. Hay exepciones por supuesto, pero son eso: una excepción. Pero sí he visto a hombres pedirles a la mujer que aporte económicamente porque el ingreso no es suficiente para el hogar. No deseo que estas palabras sean interpretadas como un reclamo contra los hombres ni mucho menos como un escrito feminista, pero es una realidad que he podido conocer.

Antes la mujer estaba escalvizada al hogar teniendo pocas opciones se decía. Yo veo otro tipo de esclavitud en la actualidad. La de cumplir con una lista de expectativas que muchas veces está lejos de satisfacer a la propia mujer.

Considero que es el momento de evaluar como mujeres qué nos está pasando. Es importante que nos unamos para buscar soluciones que realmente nos acerquen a una realización plena. Esto es un llamado a todas las que estamos leyendo estas palabras para que hagamos un alto y evaluemos si el camino por el que estamos transitando es el propio o el de alguien más.

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