Miércoles Santo un día de reflexión alrededor de la pasión de Jesús Nazareno

Una de las principales reflexiones para este día, es la traición de Judas Iscariote hacía Jesús y los discípulos. Es el cumplimiento de la palabra de Jesucristo externó a sus discípulos, cuando les compartió que alguien le traicionaría.

El Miércoles Santo, es el día, en que Judas Iscariote recibió 30 monedas de plata a cambio de entregar a Jesús a los Sumos Sacerdotes del Sanedrín.

Este día consiste en el apagado gradual de las velas en un coche fúnebre de tinieblas, lecturas relacionadas con la Pasión de Jesús.

Durante este día, algunas de las ceremonias se realizan en la oscuridad parcial, dado que usan candelabros y poco a poco se van apagando las velas hasta conservar solo una, ejemplificando así el cómo aún se confía en Jesucristo, pese a la oscuridad en que algunos están envueltos.; esto mismo se usa ejemplificando el hecho de que fue durante esta noche que se llevó a cabo la traición de Judas Iscariote.

Pero no solo se recuerda la traición hacia Jesús, sino también se llevó a cabo el Sanedrín, que consistía en la asamblea o consejo de ancianos del pueblo de Israel. Sin embargo, el Sanedrín no podía condenar a muerte, por lo que envió a Jesús ante el Gobernador Romano.

Ambos procesos de Jesús, ante el Sanedrín Judío y ante Gobernador Romano Poncio Pilato, han sido objeto de minuciosos y detallados análisis por parte de historiadores, juristas y exégetas bíblicos del Nuevo Testamento. Pero no se conocen todos los pormenores del derecho procesal y penal del Sanedrín judío. Como dice el papa Benedicto XVI: en el juicio contra Jesús ante el Sanedrín no se trató de un verdadero proceso, sino de un interrogatorio a fondo que concluyó con la decisión de entregar a Jesús al gobernador romano para la condena.

Cuando Jesús fue llevado ante Pilato, después de una obscura noche llena de odio, de insultos y de maltrato, el orgulloso Procurador romano rápidamente pudo darse cuenta de que éste no era un hombre común. Jesús no manifestó ninguna actitud servil ni el falso valor característico de aquellos que suplicaban misericordia ante el poder del imperio de Roma; sino que permaneció en silencio ante el orgulloso romano; con la cabeza erguida, majestuoso, con porte dócil, pero al mismo tiempo digno de un rey. “¿Luego, eres tú rey?”, inquirió Pilato (Juan 18:37).

El interrogatorio continúo y en un momento el hijo de Dios, hecho hombre exclamó: “para esto he venido al mundo”. ¿Y qué era esto?, el inmenso amor de Dios, que envío a su único hijo para que nosotros fuéramos salvos. Sin embargo, Nefi, que se glorió en “Jesús, porque él ha redimido mi alma del infierno” (2 Nefi 33:6) comprendía la motivación de Cristo: “Él no hace nada a menos que sea para el beneficio del mundo; porque él ama al mundo, al grado de dar su propia vida para traer a todos los hombres a él” (2 Nefi 26:24). El amor que sentía por todos los hijos de Dios fue lo que llevó a Jesús, único en su perfección sin pecado, a ofrecerse como rescate por los pecados de los demás.

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