Nostalgia, recuerdos y convivencia en el Día de Todos los Santos y Día de Difuntos
Como un día histórico de visita al cementerio o un día para compartir y recordar a los seres queridos que ya no están con nosotros, el 01 y 02 de noviembre los guatemaltecos llegan con ofrendas florales, comidas típicas de la fecha para compartir en familia junto a las personas que recordarán.
Este momento, es un alivio para el alma y el espíritu que les permite sanar el dolor causado por la partida de sus familiares. El Día de Todos los Santos y Día de los Muertos se realiza en todo el mundo, de acuerdo con sus culturas y creencias. Dependiendo del país y la región en el que se celebre, este día se experimenta de diferente manera: por ejemplo, en México está considerado como una de sus fiestas principales, donde existe la creencia de que las almas de los fallecidos regresarán ese día para visitar a sus familiares. En el caso de España, es costumbre visitar los cementerios y dejar flores a modo de ofrenda a los ya fallecidos. En Guatemala, las familias comparten el delicioso fiambre en este día, llevan ofrendas florales a sus familiares y en algunos lugares del país, también se presentan algunas bebidas alcohólicas que se cree los santos difuntos las disfrutan en este día.
Los conocidos barriletes gigantes también constituyen para Guatemala, una manera de recordar a los difuntos y compartir en familia. Los bellos barriletes gigantes reciben cada año a miles de visitantes de diferentes partes del mundo, que vienen al país para conocer y participar de los vuelos de demostración que con nostalgia y alegría los barrileteros efectúan, para conmemorar la vida de sus santos difuntos. Este recuerdo de los antepasados puede reabrir heridas no cicatrizadas debido a las emociones generadas ese día, tales como tristeza profunda, aturdimiento, e incluso culpa e ira, sobre todo, en aquellos casos en los que el duelo no se ha cerrado completamente. Sin embargo, este día también consta de diferentes e importantes beneficios psicológicos.
Uno de los primeros beneficios de que exista un día específico dedicado a los que ya se han ido es el tener un tiempo para el recuerdo de la persona. Este recuerdo dependerá de variables como el tiempo que haya transcurrido desde el fallecimiento, o el tipo de pérdida, lo que hará que la fecha remueva sentimientos de diferente intensidad. No obstante, puede ser un buen día para recordar todo lo que esa persona aportó en tu vida, todas las enseñanzas y experiencias que compartisteis, pues recordar aviva los sentimientos y emociones de manera que pueden ser muy parecidos a los vividos en la situación real. También, este día puede ser útil para aceptar sus emociones. Perder a un ser querido siempre es doloroso y es importante saber reconocer las emociones y sentimientos que tienes. Por ello, es muy beneficioso expresar los sentimientos acerca de la persona fallecida y lo ocurrido, lo que te ayudará a la hora de conocer más a fondo tu estado emocional. Por último, este día puede ser un buen momento para hablar desde la sinceridad a los más pequeños sobre qué es la muerte (siempre teniendo en cuenta su edad, nivel de entendimiento, experiencia o vínculo que le une con la persona fallecida, etc.). Así, se pueden ir respondiendo las preguntas curiosas de los niños acerca de la muerte de manera tranquila, transmitiendo que algunas emociones como la tristeza son muy comunes. De este modo, además de aumentar su nivel de pensamiento abstracto, estarás enseñando otro modelo de conducta que relacione el amor y la muerte como parte de la vida. Dejar ir o soltar a un ser querido es una tarea sumamente difícil pero, es mejor aprender a vivir con el hecho que la persona continúa viva en nuestra mente y corazón; recordando todo lo bueno que se compartió y sobre todo valorando la vida y cada momento que se tiene la oportunidad de vivir, para que cada acción se un lindo recuerdo a futuro para nuestras propias familias.
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