Operativo “Adolescentes en Peligro”: evidencia modus operandi para reclutamiento de niñas y jóvenes

La Fiscalía contra la Trata de Personas, la Unidad contra Estructuras Criminales y Casos Especiales, el fiscal regional y la Policía Nacional Civil (PNC), realizaron 32 allanamientos como parte del operativo "Adolescentes en Peligro". 

Este se ejecutó en seguimiento a la investigación relacionada con el reclutamiento de personas menores de edad para grupos delictivos organizados.  Como resultado se coordinó la aprehensión de nueve guardias de la Dirección General del Sistema Penitenciario (DGSP) quienes, de acuerdo con la investigación, han colaborado con la estructura criminal del Barrio 18 para el ingreso de niñas y adolescentes a centros carcelarios, quienes son violadas y reclutadas.

Así también, la detención de 11 particulares identificados como quienes captan, reciben y trasladan a las víctimas. Se notificó órdenes de aprehensión a ocho privados de libertad y el secuestro de diversos indicios, entre estos varios dispositivos electrónicos que permitirán fortalecer la investigación. 
Las órdenes de arresto fueron giradas por el Juzgado de Primera Instancia Penal Especializado en Delitos de Trata de Personas, por trata de personas en la modalidad de reclutamiento de personas menores de edad para grupos organizados, maltrato contra personas menores de edad, violación, agresión sexual y homicidio. Se realizó una requisa en los recintos carcelarios ubicados en la zona 18 de la ciudad de Guatemala y en el municipio de Fraijanes.
Investigación
Durante las pesquisas realizadas, la unidad especializada documentó el ingreso de menores comprendidas entre las edades de 12 y 16 años a cárceles, en las cuales son abusadas sexualmente y reclutadas con el fin de integrarlas a la pandilla del Barrio 18 y sus diferentes clicas. 

En la investigación se identificó la manera de operar de la estructura criminal para captar a las niñas y adolescentes y obligarlas a integrar las diferentes clicas de la Pandilla del Barrio 18. 

Esta consiste en captarlas por medio de las redes sociales, aplicaciones de mensajería instantánea, redes humanas, institutos o centros de estudios, entre otros, los cuales son el primer contacto entre las niñas y adolescentes con los miembros de pandillas.
Luego son trasladadas por medio de vehículos de colaboradores Uber, InDrive, mototaxis, autobuses colectivos y extraurbanos, los cuales son costeados por los miembros de las pandillas o bien con dinero de las niñas y adolescentes que tengan en su poder o logren extraer de sus padres. 

Posteriormente son recibidas en las residencias de miembros o colaboradores de las pandillas juveniles o en inmuebles abandonados, en los cuales no existe control de personas adultas o responsables.

En dichos lugares reciben instrucciones por parte de miembros de las pandillas para los delitos que deban cometer o visitas a centros carcelarios que tengan que realizar, así como ingerir bebidas alcohólicas o utilizar estupefacientes. 

Finalmente, las niñas y adolescentes son retenidas mediante amenazas de muerte, engaños o violencia durante su tiempo de adaptación a las pandillas, ya que los lugares de acogida son vigilados por miembros de éstas.

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